Telefónica reactivó el proceso de venta de su filial en Costa Rica, posteriormente de que en mayo pasado Millicom cediera de completar el acuerdo que incluyó las adquisiciones de Movistar en Nicaragua y Panamá. El objetivo de la compañía es completar sus planes corporativos de desprenderse de algunos de sus activos de América Latina.
Mientras que las operaciones de Nicaragua y Panamá se traspasaron a Millicom sin impedimentos, la de Costa Rica se vio interrumpida cuando Millicom informó que rescindía el contrato de compra, por el que se había comprometido a pagar unos 570 millones de dólares, impugnando que el contrato estipulaba que de haber asuntos pendientes sobre regulaciones, a partir del 1 de mayo cualquiera de las partes puede dar por terminado el acuerdo de manera unilateral.
Mientras se espera que progrese la demanda judicial debatiendo la decisión de Millicom presentada en la corte de Nueva York, Telefónica inició un proceso de análisis de los activos para efectuar la valoración monetaría de la filial en un nuevo contexto tras la pandemia del coronavirus.