Tokens verdes, la nueva “genética” económica

Tras el anuncio de que Tesla ya no aceptará Bitcoin como medio de pago por su impacto de esta divisa en el medio ambiente, una nueva ola de cuestionamientos llega sobre las criptomonedas. Sin embargo, no todas en su génesis tienen el mismo impacto ambiental.

Las espectaculares cotizaciones que alcanzó bitcoin, su caída y el último anuncio de Elon Musk reavivaron el debate acerca del gran consumo de energía y su contraparte contaminante que provoca el minado de la criptomoneda más antigua. Según un análisis del Centro de Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge (CCAF) si el bitcoin fuera un país consumiría más electricidad al año que Finlandia, Suiza o Argentina.

Los investigadores del CCAF determinaron que la minería de bitcoins utiliza cerca de 121,36 teravatios-hora (TWh) de electricidad al año. La razón es que el proceso de minar exige gigantescos servidores que trabajan día y noche para resolver los sofisticados cálculos matemáticos que certifican que no se utilicen las criptomonedas más de una vez y que nadie ingrese al sistema y lance al mercado bitcoins falsos.

Sin embargo, no todas las criptomonedas arrastran por igual este problema. Existen alternativas que generan menos gasto energético para su validación. Una de ellas es GBMcoin, una moneda digital que es verde por partida doble, por un lado, la adquisición de cada uno de sus tokens colabora con la preservación de un m2 de bosque o selva, y por el otro porque está diseñada sobre la blockchain de Ethereum, que representa un consumo energético un 75% menor al de Bitcoin.

Otro punto importante es el caso de las monedas “Pre-minadas” como el caso de GBM, es decir monedas que son emitidas directamente por el desarrollador y sus criptos sólo pueden ser adquiridas mediante un proceso de compra o asignación determinada por éste, para ser utilizadas en la realización de transacciones u operaciones relacionadas con el objetivo de quien las desarrolla y dentro de su comunidad. 

Esto supone un ahorro adicional de energía ya que la única manera de obtener la moneda es por su compra, mientras que en otras se requiere esencialmente del proceso de minería y son este tipo de criptos las que se dan como un incentivo para el minero.

“Pensamos que una nueva genética económica permitirá que los valores y la ética inspiren soluciones donde las estructuras no contaminantes sean cada vez más atractivas económicamente que las que sí contaminan.  Entendemos que el mundo se encuentra en este proceso de transición y concientización”, explica Alejandro Carrano, Director de Marketing y Co-Fundador de GreenBond Meter.

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