Más de 170 mil mexicanos estarían desempleados debido a la pandemia del COVID-19

Por Gerardo Yépez Reyna, Director General de Up Sí Vale

Ante la actual contingencia sanitaria y crisis económica, las empresas están viviendo momentos complicados para mantenerse a flote y darle continuidad al negocio, lo cual ha traído una serie de retos a nivel económico y social que requiere de mucha destreza para afrontar la diversidad de variables que vivimos hoy en día. Solamente de recortes en capital humano, cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estima que más de 170 mil ciudadanos mexicanos estarían desempleados, a pesar de ser el motor de la operatividad de una empresa.

En México las pymes representan cerca del 72% del empleo formal y más de la mitad de su PBI, con más de 4 millones de pequeñas y medianas empresas (MIPyMES), las lecciones impartidas por los países asiáticos y europeos, nos dictan la necesidad de inyectarles liquidez para contrarrestar los efectos negativos que provocaron los cierres de las compañías e interrupciones en las cadenas de suministro.

Según estimaciones de la Asociación de Emprendedores de México (Asem), antes de que la pandemia se diera, el 52% de estas empresas morían en los primeros dos años por problemas de liquidez, teniendo en cuenta que el 76% de las pymes no pueden acceder a ningún tipo de financiamiento, según el Inegi.

Uno de los principales retos a los que está expuesta una organización es identificar con precisión qué parte del negocio es la que requiere soluciones financieras, si bien, los objetivos pueden estar alineados en la subsistencia, innovación y crecimiento, en momentos como estos se puede generalizar que el financiamiento es de gran ayuda y muy probablemente sea para mantener la operación con capital humano.

La planificación adecuada del capital ayuda a predecir las necesidades de financiamiento y sirve como una herramienta muy valiosa para determinar cuánto apoyo monetario se necesita y cuándo. El costo originado por el préstamo puede ser menor que tener que financiar estas acciones con los ingresos actuales.

Ante este panorama, las plataformas tecnológicas y las fintech desempeñan un papel importante en la prestación de servicios financieros, al ser instituciones sin sucursales y acceso remoto a través de canales móviles y digitales. Una constante demanda de mejora en los servicios bancarios, inmediatez y soporte eficaz es la principal premisa de las compañías de tecnología financiera.

Nada más en el último año, de acuerdo a cifras de Finnovista, se registró un incremento del 14% del sector fintech, lo que representa un ecosistema que se fortalece con el paso del tiempo, en especial en momentos disruptivos.

Los procesos de préstamos impulsados de forma tradicional no responden con la suficiente rapidez durante una crisis como la actual, aquí radica la importancia de la colaboración entre el gobierno, los jugadores de la tecnología financiera y los bancos tradicionales.

Es recomendable acercarse a empresas que tengan solidez y experiencia, hay que recordar que las fintech han venido desarrollando tecnología desde hace varios años, previo a la sospecha de la actual recesión, lo que representa una gran área de oportunidad para que los gobiernos y el sector privado puedan converger y apostar por aquellas empresas que asumieron ciertos riesgos e incrementarán su operatividad una vez que se regrese a la normalidad.

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