El impacto desproporcionado que la pandemia de Covid-19 ha ejercido sobre América Latina es innegable, dejando a su paso una crisis que da muestra de una característica propia de la región, la capacidad de adaptación.
Para Sebastián Sack, Vicepresidente en Latam de Softline, las carencias y la crisis se han compensado con creces en la capacidad de improvisación para resistir y responder a los choques económicos y de otro tipo.
A su paso, se ha precipitado una serie de cambios socioeconómicos y tecnológicos que habrían sido impensables en tiempos normales, y cuya digitalización representa el impacto real y el potencial del llamado «pivote digital» de América Latina.
Desde los primeros seis meses de la pandemia, “ante la necesidad de la inserción rápida de personas en el sistema financiero para seguir operando sin dificultades, la tecnología actuó como facilitador y no solo permitió que la mayor parte de población nacional, sino que propició el ingreso de muchas personas que se encontraban por fuera del mismo”, añade Pablo Gagliardo, Gerente General de Softline en Argentina.
La inclusión financiera es un área donde América Latina avanza con lentitud, y es que previo a la pandemia, más del 70% de la población no estaba “bancarizada” y a cinco meses de la crisis, en octubre de 2020, un estudio de Mastercard reveló que más de 40 millones de latinoamericanos fueron incluidos financieramente a través de programas, todos ellos facilitados a través de teléfonos móviles.
En otro nivel, el comercio electrónico se ha convertido en una opción por default para los consumidores en respuesta a la imposición del cierre de negocios y restricciones comerciales en varios países de América Latina, lo que casi duplica la actividad del comercio electrónico de un 45% de penetración al 83% en su punto máximo, según el mismo estudio de 2020.
Analistas de IDC estiman que, para finales de 2021, casi tres cuartas partes de las medianas y grandes empresas de América Latina estarán más cerca de adoptar los servicios en la nube y avanzarán a un ritmo más rápido que antes de la pandemia.
Las pruebas del «pivote digital» de América Latina son tangibles y es que, a nivel regional, según el GMSA, el 72% de todas las conexiones móviles en América Latina se realizaron a través de smartphones en 2020; para 2025 se espera que esta cifra alcance el 80%.