Argentina: A septiembre 2020 las exportaciones vienen cayendo a razón del -12% interanual

El INDEC informó que al mes de setiembre 2020 las exportaciones vienen cayendo a razón del -12% interanual. Las importaciones, a su vez, también venían cayendo a razón del 24% interanual hasta agosto, pero en setiembre tuvieron un pequeño incremento del 3% interanual.

Esta reversión en la tendencia declinante de las importaciones seguramente que responde a las expectativas de los agentes económicos en torno a una posible devaluación del tipo de cambio oficial. El ensanchamiento de la brecha entre el dólar paralelo y el oficial aumenta las dudas sobre la sostenibilidad del valor del dólar oficial. Esto incentiva los adelantamientos de importaciones y el retraso de las exportaciones.

La tendencia a la caída de las exportaciones y el crecimiento de las importaciones aumenta las presiones sobre las reservas del Banco Central. Para evitar un traumático salto devaluatorio, las autoridades intentan estimular las exportaciones con bajas transitorias en las retenciones y, a la vez, ponen diferentes tipos de trabas a las importaciones.

Una pregunta que cabe hacerse es cuál es la relevancia que tienen las importaciones, en particular, y el comercio exterior, en general, sobre la actividad productiva. Para indagar en las respuestas sirve analizar la información sobre actividad económica e intercambio comercial publicada por el Ministerio de Economía.

Según esta fuente, en los 16 años que trascurren entre el 2004 y el 2019 se observa que el Producto Bruto Interno (PBI) de la Argentina creció a razón de 2,3% anual, las importaciones crecieron a razón de 5,0% promedio anual y las exportaciones lo hicieron a razón de 4,0% promedio anual. 

Estos datos muestran que por cada punto que crece el PBI, las importaciones crecen el doble. La razón es que más del 80% de las importaciones se componen de bienes de capital, insumos para la producción y repuestos. La principal conclusión es que para mover el aparato productivo se necesitan divisas a fin de pagar las importaciones que demanda la producción.

Las estadísticas de comercio exterior muestran que desde hace mucho esto no viene sucediendo, ya que las exportaciones crecen a un ritmo inferior que las importaciones. Esta inconsistencia explica por qué en el pasado el crecimiento no fue sostenible. A su vez, alerta sobre las trabas a las importaciones, que si bien puede parecer que sirven para cuidar las reservas, atentan contra toda posibilidad de salir de la recesión.

A esta inconsistencia estructural, se le suma en la actualidad una desaforada emisión monetaria que se intensificó con la pandemia pero que había arrancado antes. La consecuencia natural y previsible es que la gente rechace los pesos y recurra a la compra de dólares para proteger sus ahorros. El problema no es que el valor del dólar oficial esté atrasado (el dólar oficial está a niveles superiores a los históricos) sino que el déficit fiscal, por su enorme magnitud, obliga a una emisión monetaria desestabilizante. Seguir con la inacción y el voluntarismo lleva fatalmente a la devaluación del dólar oficial y al golpe inflacionario que licue el exceso de emisión.

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