La inclusión financiera se ha convertido en los últimos años en uno de los objetivos comunes tanto de gobierno como de instituciones y empresas de todo el mundo, ya que se ha demostrado que el acceso a productos financieros puede ser un detonante para combatir la pobreza y que comunidades completas puedan impulsar su economía, al generar redes de intercambio comercial a precios competitivos.
Lamentablemente, las finanzas populares siguen sin ser un mercado atractivo para las grandes instituciones bancarias debido a que estas transacciones, con montos tradicionalmente bajos, generan gastos operativos muy grandes y dejan un margen de ganancia pequeño.
Sin embargo, estos inconvenientes podrían solventarse si se aprovechara la penetración que tiene la telefonía móvil en la mayor parte del país y se brindara a los usuarios la posibilidad de transaccionar con sus teléfonos inteligentes de manera segura, con la validación de su identidad a través de sistemas biométricos.
“El uso de dispositivos electrónicos reduciría drásticamente los gastos operativos y aquellos relacionados a requerimientos de seguridad de las instituciones financieras; se generarían ahorros en materia de traslado de efectivo, ya que se enseñaría a las personas a transaccionar de manera digital, y las operaciones estarían validadas con las biometrías de los usuarios, previendo así fraudes y casos de robo de identidad”, señala Adolfo Loera, CEO de Biometría Aplicada.
De acuerdo con un reporte del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), el uso de efectivo tiene un costo social de 1.5% del Producto Bruto Interno (PBI) de 33 países estudiados por MasterCard.
Además, se estima que 50% de los pagos con efectivo esconden transacciones ilícitas o informales, “por lo que sustituir el uso de efectivo por pagos digitales tiene impactos positivos en las personas, empresas y gobiernos”, recalcan las instituciones.
Según un monitoreo de Moody’s Analytics en 56 países, que representaban el 93% del PBI mundial, el uso de pagos electrónicos incrementó el consumo privado en promedio 0.7% en un periodo de cuatro años, es decir, un 0.4% de PBI adicional, lo cual equivalió a la creación de aproximadamente 2 millones de empleos.
Asimismo, el PBI mundial se incrementó alrededor de 1.8% real en dicho periodo, de los cuales 0.17 puntos porcentuales son atribuibles al aumento en el uso de tarjetas.
Fuente: Biometría Aplicada