Difícilmente tendríamos una internet tal como la conocemos actualmente si no existiesen los cables submarinos. A pesar de no preocuparnos nunca por cómo viaja nuestra comunicación entre los océanos, estas estructuras son responsables de cerca del 95% de las comunicaciones transoceánicas en todo el mundo.
Actualmente, son miles de kilómetros de cables que conforman una potente red de comunicaciones entre los países y continentes. Según la base de datos TeleGeography hay 508 cables submarinos entre activos y proyectados en el mundo.
Se estima que entre 2022 y 2024 se invertirán al menos US$10 mil millones en el sector de cables submarinos en el mundo. Los principales impulsores de esta demanda creciente son las empresas proveedoras de servicios en nube (Hyperscale Cloud Providers) y las grandes empresas que proveen contenido por streaming.
Se observa asimismo el reemplazo de cables antiguos por otros más nuevos, por cuestiones de inactividad, rotura u otros accidentes. Con la tecnología actual, están diseñados para durar al menos 25 años, pero la mayoría se reemplaza antes por razones económicas, sustituyéndolos por cables de nueva generación con más capacidad y tecnología.
Los cables están hechos de fibra óptica, y miden cerca de 3,5 cm de diámetro. Los equipos de emisión láser en una punta emiten señales de luz a través de los filamentos de fibra de vidrio, hasta los receptores en el otro extremo del cable. Los cables pueden transportar hasta 224 Tbps.
Estas fibras están envueltas en varias capas de plástico, metales y otros materiales, que incluyen vaselina, cobre, policarbonato, acero y polietileno. Vale la pena resaltar que a mayor profundidad de las aguas donde se colocarán los cables, más resistente deberá ser el revestimiento.
Por Wagner Bojlesen, Sales Director de Cirion Technologies