Más que un modelo de desarrollo de software, el código abierto es un modelo de innovación que expande las capacidades de una organización, al hacerla parte de una comunidad involucrada en resolver el mismo problema, o simplemente interesada en contribuir a su resolución.
Los usuarios del código abierto no se restringen a grupos de fanáticos por la tecnología. Desde hace años el código abierto se ha instalado de manera revolucionaria en los sistemas de misión crítica de las principales organizaciones del mundo.
Instituciones gubernamentales ya han adoptado el código abierto para cumplir su misión de entregar bienestar a los ciudadanos. Esta innovación toma sentido al permitir a una institución adaptarse a los cambios de los ciudadanos, que exigen de cualquier plataforma una experiencia cercana, simple y cero papel.
Ante el desafío de atender mejor las necesidades del ciudadano, las instituciones públicas enfrentan una imperiosa necesidad de innovar. Hablamos aquí de una innovación que, por medio de la tecnología, comienza a definir los nuevos “puentes de interacción” con la ciudadanía; puentes que debieran ser construidos con este mismo espíritu innovador.
Por supuesto, un puente se debe basar en pilares sólidos que lo sustenten. En los proyectos de tecnología esto no es diferente, debemos tener un fuerte y sólido sustento en: soporte, seguridad, certificaciones sobre plataformas, y entrenamiento; además de la asesoría de consultores expertos que puedan ayudar en el proceso de adopción de tecnología al tiempo que garantizan una inversión que sea costo-efectiva.
El modelo de innovación que propone la comunidad global del código abierto se convertirá en el estándar para el desarrollo de las TICs durante esta década, y creemos que con él se puede sacar el máximo provecho al talento existente en las organizaciones.
Por Víctor Cornejo, Gerente de Arquitectura de Soluciones para Red Hat Sudamérica