En los últimos dos años se han multiplicado los retos de gestión en las empresas que buscan alternativas para implementar y mantener una administración inteligente, asegurando la sostenibilidad del negocio en un mercado cada vez más competitivo.
En este escenario, varios factores preocupan a los ejecutivos. El principal suele ser el nivel de inflación. Considerado el más alto en muchos años, tiende a reducir la rentabilidad de las organizaciones. En este momento, algunos gerentes administrativos están considerando la posibilidad de reducir o diferir los costos de inversión.
Sin embargo, existe otro enfoque. Reducir acciones o detener el proyecto de transformación digital en respuesta a la inflación tiende a debilitar aún más a la empresa. Esto se debe a que la empresa pierde inteligencia comercial y competitividad.
Las preocupaciones por la inflación son unánimes entre los directivos. Los números lo confirman: la inflación impacta fuertemente en la gestión de las empresas. Según datos de Gartner, en 2021, el 60% de las organizaciones se vieron afectadas negativamente por la inflación salarial.
Y cuando el negocio se ve afectado y los gerentes administrativos sienten que la presión aumenta, la reacción inmediata suele ser reducir los costos a corto plazo o retrasar los gastos hasta que la inflación disminuya. Sobre todo porque, según la misma encuesta de Gartner, el 74% de los directores financieros se preocupan principalmente por mantener la rentabilidad empresarial.
No obstante, reducir las inversiones no siempre es la mejor manera. De esta forma, la empresa corre un alto riesgo de rezagarse, después de todo, la tecnología sigue evolucionando y la competencia entre organizaciones va en constante aumento.
En lugar de frenar la inversión, los responsables de las finanzas en las empresas tienen la oportunidad de aprovechar el momento para priorizar la planificación e implementación de iniciativas y proyectos digitales. Esto se debe a que generan un efecto deflacionario de largo plazo sobre los costos empresariales y, posteriormente, sobre el precio de los productos o servicios.
Básicamente, la deflación digital se trata de invertir en tecnología para reducir permanentemente el costo de hacer negocios.
Como hemos visto, la tecnología es uno de los pilares de la estrategia de gestión para contener los impactos de la inflación. Sabiendo esto, la pregunta más común para los gerentes es: ¿qué tecnología puede, de hecho, ayudar a mi empresa? ¿Y cómo transformará los procesos?
Por Rodrigo Hermida, Vicepresidente Tax & Legal South Latam de Thomson Reuters