El mundo sufrió grandes y profundos cambios en los últimos 2 años, principalmente producto de la pandemia, con efectos devastadores en la vida y salud de millones de personas, y con impactos macro y microeconómico con resultados negativos en producción y riqueza, donde, sólo en Latinoamérica y Caribe, la caída del PBI llegó a -6,8% en 2020.
Otros importantes efectos han sido la aceleración del proceso de transformación digital y tecnologización que las empresas estaban considerando, además de la anticipación en años de adaptaciones socioculturales, como compras en comercio online, el trabajo remoto y la utilización de sistemas de logística y delivery en el día a día.
En esa línea, las fintech se han destacado, con soluciones innovadoras que contribuyen a la cadena de valor de los ecosistemas financieros, mediante la digitalización de las operaciones, transacciones y procesos de pago.
En América Latina, el BID (2022) estima que un 58% de los emprendimientos fintech colaboran de alguna manera con instituciones financieras y en los últimos tres años pasaron de 1.166 plataformas a 2.482, lideradas por Brasil (31%), seguido por México (21%), Colombia (11%), Argentina (11%) y Chile (7%), y con una inversión superior a los USD 15.000 millones sólo en el 2021.
En este nuevo contexto de realidad y negocios, ha resonado de forma creciente el término de marketplace financiero. Esto se debe a que las organizaciones de todo porte están detrás de soluciones tecnológicas que traigan eficiencia y beneficios, pero considerando y valorizando modelos que permitan la competencia, transparencia y democratización de los recursos.
El modelo de marketplace para determinados segmentos de negocios financieros, como los que afectan a la cadena de pagos, permite justamente quebrar los antiguos paradigmas, eliminando obligaciones o reciprocidad, y facilitando, por medio de la tecnología, un fair play y competencia de los actores involucrados. Aquí es donde las Pymes obtienen un real beneficio.
De esta manera, los marketplaces se vuelven cada vez más atractivos para las organizaciones, y en esa línea hay un punto que, desde mi perspectiva, es disruptivo y diferencial, permitir a quien desarrolle ese espacio digital, que sea un tercero imparcial y des indexado de la fuente de financiamiento, dejando así al mercado elegir la mejor opción, y llevando a que esta se base en el mejor postor en cada caso.
Sin duda, los marketplaces financieros por su naturaleza irán adecuándose rápidamente a las necesidades y a las demandas particulares de cada mercado para permitirle a los actores involucrados tomar decisiones más eficientes, claras y coherentes para su fortalecimiento financiero.
Por Darwin Sotomayor, Latam Expansion Head de Monkey