El apagado de las redes inalámbricas 2G y 3G para servicios móviles, que consiste en la desconexión de estas tecnologías más antiguas que van cayendo en desuso por la evolución tecnológica, es un proceso que ya está en marcha en varios países del mundo.
Esta decisión de los operadores responde a varias razones, entre las que se encuentran aspectos de costos, consumo de energía, eficiencia en la administración de infraestructura, y aprovechamiento de las frecuencias del espectro radioeléctrico. El proceso no es nuevo, dado que el sector de telecomunicaciones ya lo atravesó también con las redes de telefonía celular analógicas o de primera generación.
En lo que respecta a la 2G y la 3G, varios operadores de servicios móviles en el mundo han comenzado este proceso, con diversos enfoques. En algunos países, el apagado de las redes ha comenzado por la tecnología más antigua, la 2G. Sin embargo, existen mercados donde aún se observa una relativamente alta utilización de estas redes para aplicaciones máquina a máquina (M2M) o de Internet de las Cosas (IoT).
Entre los factores a tener en cuenta al momento de planificar la desconexión de una red, resaltan especialmente dos: la cobertura y la migración de usuarios. Antes de pensar en quitar de circulación una tecnología determinada, es preciso que exista una alternativa para la continuidad del servicio, para lo cual se requiere de cobertura geográfica con una nueva tecnología, y que los usuarios del servicio cuenten con un dispositivo o terminal apto para conectarse a la nueva red.
En América Latina, varios países se están aproximando en estos apartados a la madurez necesaria para avanzar con el apagado de las redes. Brasil, por ejemplo, en junio de este año llegó muy cerca de cubrir sus 5.570 municipios con redes 4G. Muy probablemente en los próximos meses alcance la cobertura total del territorio bajo esta tecnología.
Fuente: 5G Americas