Son muchos los retos que se han presentado en estos últimos meses a cuenta de la coyuntura sanitaria global. Para las empresas, las personas y los gobiernos estos días han sido el escenario de un examen constante de habilidades para sortear imprevistos, de la suma de todas las variables de un negocio en un corto tiempo impensable, incluso en un guion de ciencia ficción, y hasta de un nivel de incertidumbre que ni Hitchcock podría haber imaginado en su mejor thriller.
Pero bueno, esta realidad también ha traído muchos aprendizajes para la industria de la conectividad que, como nunca, ha estado en la primera línea de exigencia. Desde HughesNet hemos estado trabajando intensamente para hacer en días lo que se preveía pasaría en meses y para estar listos a cambios que antes, en otras circunstancias, habrían tomados años.
Lo cierto es que, por ejemplo, el teletrabajo llegó para quedarse. Ya muchas industrias, mercados y negocios han descubierto, o entendido, sus ventajas para la organización y en la calidad de vida de sus colaboradores y equipos de trabajo. Y, aunque no sea lo ideal, esta práctica laboral ha crecido y seguirá expandiéndose, más allá de lo humanamente necesario frente a la crisis sanitaria hacia lo empresarial y financieramente necesario para la recuperación y el crecimiento de la economía.
En la educación también quedó claro que a los problemas de acceso o de despliegue de infraestructura escolar, como colegios o escuelas, se suma la falta de conectividad a internet de los niños y jóvenes en zonas rurales y alejadas, lo que configura un problema del sistema educativo nacional, y que a corto plazo tiene una respuesta: llevar la teleeducación y la educación digital rápido y efectivamente a donde no está y se necesita, y se seguirá necesitando, ahora por la coyuntura, y después, por la naturaleza de la topografía y el territorio nacional.
Con solo estos dos ejemplos es fácil afirmar que la conectividad a internet no es un lujo, no es algo suntuario, sino que es, como el agua o la energía eléctrica, un servicio público esencial, y que así evolucionará.
Sin duda, el acceso a internet hace parte de las nuevas necesidades básicas. Así lo evidencian, por una parte, el crecimiento de la demanda en estos meses y, por otra, el aumento de los usuarios y suscriptores a los servicios de internet, que iba a pasar en un lapso de años, pero la transformación digital de muchos aspectos de la vida sucedió en un tiempo récord y no ha terminado aún de desarrollarse.
En nuestro caso, se duplicó el consumo de datos con un aumento radical del número de suscriptores. Los analistas del sector dicen que en general hubo un aumento de la demanda de casi un 170% en servicios de conectividad en todo el país, y el aumento del consumo de datos fue de entre un 38 a 40% en estos meses de confinamiento. Y es consecuente con el cambio de vida: más tiempo en la casa, más consumo de video por trabajo, estudio y entretenimiento; y esto no se retrotraerá, de seguro se consolidará.
En términos de la oferta, lo que operadores harán, si bien las grandes inversiones de infraestructura están ya realizadas, es mucho trabajo en adaptaciones para responder a la demanda que seguirá creciendo, en mejorar la respuesta del servicio tanto en lo técnico como en lo humano, y en aumentar la capacidad de atención y requerimientos de los usuarios.
Por Roque Lombardo, General Manager para HughesNet Colombia y Ecuador