El trabajo remoto llegó con la pandemia y se quedó, en un mundo que de un día para otro se vio obligado a encerrarse en sus casas, la exigencia de seguir funcionando hizo que todos tuviéramos que trasladar la oficina al hogar. Sin embargo, este quiebre de paradigma no fue solo de trasladar un escritorio de un lugar a otro. Estamos hablando de pasar de un espacio fijo a la libertad de poder trabajar desde cualquier parte del mundo.
Sin embargo, son muchas las empresas que insisten en volver a la modalidad “presencial”. Un título que parece muy moderno pero que encierra una forma anticuada de pensar, que termina causando conflictos al interior de las organizaciones que pueden ser totalmente evitados.
Sin mencionar el costo de cumplir con las normas sanitarias y estar siempre en la incertidumbre de cuánto durará la presencialidad, pensando en que la pandemia fluctúa entre ola y ola.
La pregunta es ¿se trata de una evolución del lugar de trabajo o de su fin? Los diferentes planes de volver a la normalidad en muchas empresas incluyen modelos híbridos (donde se va algunos días u horarios y los otros no), y otras variantes, donde ninguna corresponde a lo que teníamos hace dos años atrás.
Un estudio hecho a mediados de 2021 en Estados Unidos reveló que el 44% de las personas que trabajaban desde casa querían continuar con ese esquema porque les beneficiaba. Estamos hablando de trabajadores que, pese a que se vieron obligados a adaptarse a este cambio repentino, descubrieron beneficios de calidad de vida que antes no tenía.
Desde ahí la reticencia a volver a una oficina a realizar la misma labor que se hace en forma remota sin problema. Según cifras del Benchmark Profesionales TI Latam realizado por IT-Talent Research, el 44% de los profesionales TI no están dispuestos a trabajar 100% presencial; el 36% de ellos tienen mejores sueldos que a comienzos del 2020; y el 75 % de los profesionales TI se encuentra trabajando de forma remota.
Por Marco Muñoz, CEO de IT-Talent