Las criptomonedas han acaparado la atención social, y también dudas luego de casos de gran visibilidad mediática como Vayo Coin y Generación ZOE.
“La ingenuidad y confianza de los participantes permite impulsar el status de los estafadores, que apelan a redes sociales y recursos digitales para aumentar su popularidad, a la vez que se apoyan en la imagen de figuras públicas para difundir su estafa”.
Las criptomonedas ganan el interés de los Estados y del ciberdelito por igual. Si bien las criptomonedas desde su origen surgen bajo diseño arquitectural para no ser reguladas. Se trata de un mercado peer to peer, totalmente irregular. A diferencia de las cuentas bancarias el anonimato encubre la acción criminal, es limitada la posibilidad de seguimiento por parte de los estados y agentes de fiscalización.
“La regulación no sólo es una herramienta con fines tributarios, sino que valida las transacciones limitando estafas y operatorias delictivas como lavado de dinero y extorsión”, señala el especialista.
En este sentido, Crena recomienda: siempre desconfiar de ganancias increíbles, no confiar ciegamente en actores o famosos que promocionan negocios, evitar inversiones que sugieren conversión del dinero a una «moneda propia » que no tiene un circuito posible y nunca confiar en páginas que están llenas de renders o fotos trucadas.
Fuente: F5