En tiempos de pandemia la idea de hacer transacciones sin dinero físico cobra relevancia por seguridad, para evitar las aglomeraciones en los bancos y respetar las normas de higiene dispuestas por el gobierno nacional. La idea gana aún más fuerza en un país como la Argentina, donde se estima que más de la mitad de la población económicamente activa no está bancarizada.
En este contexto, las billeteras digitales se constituyen como una alternativa que va ganando más popularidad. Según la Cámara Argentina de Fintech, en Argentina ya suman 6,5 millones de claves virtuales uniformes (CVU), esto es, el número que habilita una billetera virtual, y para fines de 2020 podrían alcanzar los 10 o 15 millones.
“Estas aplicaciones, una relevante herramienta de inclusión financiera, permiten en pocos pasos enviar y recibir dinero, hacer compras, pedir un crédito, pagar servicios y recibir beneficios, entre otras funciones. Conocidas también como billeteras virtuales, mediante el pago con código QR posibilita acelerar los tiempos de pago en los comercios y minimizar la necesidad de plásticos”, explica Ernesto Kiszkurno, Socio de Practia.
Las billeteras digitales tienen diversas ventajas, tanto para individuos como para comercios. En el primer caso, brindan disponibilidad de dinero, financiamiento, inversiones y beneficios de forma inmediata, así como permiten efectuar compras, pagos o transferencias de manera simple e instantánea, incluso en el exterior.
Para los comercios, permite brindar alternativas de cobro electrónico a menor costo de comisión y con menos gasto en aparatos y hardware, así como estar en regla con la normativa que establece la obligatoriedad de aceptar tarjetas de débito.
Las Fintech cumplen un rol importante en la inclusión financiera, la expansión de las billeteras digitales y la aceleración de los pagos digitales. En la actualidad, Argentina es uno de los ecosistemas más importantes de la región, junto con Colombia, Brasil y México.
“Junto con el rápido crecimiento de las empresas Fintech en el país y la baja bancarización de la población, otro factor que ayuda a la consolidación de este modelo es la alta penetración de teléfonos móviles por habitante, se calcula que hay cerca de 130 líneas cada 100 habitantes. Por otro lado, el 68% de la población bancarizada tiene «poca o ninguna» confianza en los bancos y la inseguridad genera que los habitantes busquen formas más seguras de manejo de efectivo”, finalizó Kiszkurno.