La titular de Aerolíneas Argentinas y Austral, Isela Costantini, comunicó ayer a los empleados de ambas compañías que el Gobierno les redujo “en forma significativa” el nivel de subsidios para este año.
A través de una comunicación interna, con el título “Carta de Isela”, la funcionaria admite que el nuevo recorte “nos coloca en una situación aun más compleja desde la gestión financiera” y reclama a los más de 12.000 empleados que hagan un esfuerzo adicional para recortar costos: “Necesitamos movernos con más rapidez”, les pide.
La carta no aporta mayores precisiones sobre el recorte. Fuentes del sector aseguran que el límite que puso el coordinador del Gabinete, Mario Quintana, es un tope de 260 millones de dólares.
De ser así, a Aerolíneas y Austral les quedaría poco margen para pedir fondos al Gobierno, ya que sólo en el primer cuatrimestre del año ya recibieron en subsidios el equivalente a US$ 150 millones, que les giró el ministerio de Transportes.
En su carta, Costantini menciona la aplicación dentro de Aerolíneas de un nuevo sistema de gestión administrativa (el SAP) para poder evaluar con más precisión los recortes de costos.
Pero la funcionaria enfrenta una situación mucho más compleja que un desborde de gastos administrativos: Aerolíneas tiene pérdidas estructurales en casi todas las rutas que vuela. Sólo gana dinero en el mercado de cabotaje, donde ocupa una posición dominante y en unas pocas de sus rutas regionales.