Cables submarinos, la apuesta por el control de los datos

Microsoft y Facebook anunciaban el pasado año la finalización de Marea, un cable de 6.600 km que se extiende desde Virginia Beach en Virginia, a Bilbao en España. Este cable es la conexión de mayor capacidad a través del Océano Atlántico, siendo capaz de transferir 160 terabits de datos por segundo, el equivalente a más de 5.000 películas de alta resolución.

Ambas compañías  poseen cada uno el 25% de Marea, y el resto es propiedad de Telxius, una empresa de infraestructura de telecomunicaciones que es controlada por la española Telefónica.

Firmas como Google, Facebook y Microsoft solían alquilar todo su ancho de banda internacional a operadores como BT o AT&T. Ahora necesitan tanta capacidad de red para sincronizar datos a través de sus redes de centros de datos en todo el mundo, que tiene más sentido colocar sus propios cables dedicados.

El Submarine Telecoms Forum, un organismo de la industria, calcula que en 2016 se colocaron 100.000 km de cable submarino, frente a 16,000 km en 2015. TeleGeography, firma de investigación de mercado, predice que se gastarán USD 9.2 billones en dichos proyectos de cable entre 2016 y 2018, cinco veces más que en los últimos tres años.

Hace apenas unos días, Google anunció la instalación de Curie, su propio cable submarino totalmente privado e internacional, ante la cantidad de grandes empresas que se están volcando hacia los cables submarinos es necesario pensar en las ventajas y que traerán a futuro.

Poseer una red de fibra óptica submarina privada tiene varias ventajas, que incluyen un mayor ancho de banda, menores costos y una baja latencia. Tener acceso a múltiples cables en diferentes rutas también proporciona redundancia. Si se corta un cable el tráfico puede ser redirigido a otra línea.

Lo más importante es que contar con cables les da a las empresas mayor poder de decisión sobre cómo se gestiona el tráfico de datos y cómo se actualiza el equipo.

Julian Rawle, experto en la industria del cable submarino, fue terminante sobre el tema: “La motivación no es tanto ahorrar dinero. Se trata más de control”.

Sobre esta ventaja, hay quienes temen que ser propietarios de los cables que llevan los datos de sus clientes dé a las grandes firmas de tecnología aún más poder del que ya poseen, comparando la situación con la propiedad de Amazon de los caminos en los que se entregan sus paquetes y los camiones que los transportan.

Otros temen que los operadores de redes convencionales tengan dificultades para adaptar sus modelos comerciales, ya que empresas como Facebook se están moviendo en su territorio.

“En los próximos 20 años todo el concepto de operador de telecomunicaciones como proveedor de la red va a desaparecer” vaticina Rawle.

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