La pandemia aceleró la automatización y las nuevas tecnologías transformaron el mundo del trabajo y también amplió las desigualdades, sumándole importancia a la necesidad urgente de mejorar y recapacitar a gran escala para garantizar que las personas desarrollen las habilidades que necesitan para los trabajos de hoy y de mañana.
PwC elabora un informe n colaboración con el Foro Económico Mundial “Mejoras de las competencias para una prosperidad compartida”, expone argumentos a favor de la mejora de las competencias y destaca desafíos como la desconexión entre los programas educativos actuales y las competencias que los empresarios necesitan ahora y en el futuro.
Gobiernos, empresas e instituciones educativas deben ayudar a las personas a adquirir las habilidades que necesitan ya que muchas están quedando rezagadas debido a la volatilidad de las condiciones del mercado, los efectos del COVID-19 o porque trabajan en tareas que están siendo sustituidas por nuevas tecnologías. Todo ello acelera la implementación de una ambiciosa agenda global de mejora de habilidades focalizada en la digitalización y automatización de procesos. Hacer frente a este desafío podría resultar en un progreso e incluso mayores beneficios económicos para el 2030” comenta María Fernanda Álvarez Apa, gerente de People & Organisation de PwC Argentina.
Los datos del informe destacan que, la inversión a gran escala en la mejora de las competencias tiene el potencial de aumentar el PBI global en 6,5 billones de dólares para el 2030 y podría producir 5,3 millones de nuevos puestos de trabajo para el 2030 y el contexto actual ofrece una oportunidad para reformar los sistemas educativos y replantear la formación de competencias que beneficien a más personas. Para ello, gobiernos, industrias, sindicatos, instituciones educativas y otras partes interesadas, deberán trabajar juntos.
El informe identifica cuatro áreas clave que exigen nuevos enfoques para la mejora de las competencias:
Stakeholders: construir un ecosistema fuerte e interconectado comprometido con un programa de formación y dar a los ciudadanos la oportunidad de participar.
Gobiernos: deben adoptar un enfoque ágil para impulsar las iniciativas de mejora de las competencias, en colaboración con las empresas, organizaciones sin fines de lucro y el sistema educativo.
Empresas: anclar la capacitación y la inversión en los colaboradores como un principio empresarial fundamental y comprometerse a actuar en un plazo determinado, utilizando un enfoque centrado en las personas en el cual la tecnología esté alineada con las necesidades tanto de los trabajadores como de la sociedad.
Sistema de educación: normalizar el aprendizaje continuo durante toda la vida, priorizando la educación vocacional y trabajando para que las habilidades sean reconocidas mundialmente.
“La mejora de las competencias puede ser transformadora cuando conduce al desarrollo de actitudes y aspiraciones que doten a las personas de las capacidades necesarias para adaptarse continuamente al cambiante mundo del trabajo y participar en él, dando lugar a sociedades más integradas. Ello incluye la adquisición de conocimientos relevantes para nuevos tipos de trabajo, a través de la capacitación digital y el desarrollo de habilidades transferibles, como el pensamiento crítico, creatividad e incluso la autogestión. Regularmente estas habilidades son las que hacen que las personas sean versátiles, resilientes, adaptables y capaces de contribuir de una forma más relevante a las economías de cada país”, explica la ejecutiva.
“Si damos a las personas la oportunidad de adquirir las habilidades necesarias para participar plenamente en el futuro desde su lugar de trabajo, podemos empezar a crear economías más inclusivas y sostenibles en las que nadie quede rezagado”, finaliza Álvarez Apa.