Independientemente del tamaño de la empresa o del sector en el que ésta opere, un proyecto de innovación puede marcar la diferencia en la mejora de procesos, la creación de productos y servicios transformadores o incluso el desarrollo de un nuevo modelo de negocio. Sin embargo, transformar una idea en un proyecto estructurado requiere planificación, enfoque en resultados y una ejecución eficiente.
Para ser eficaz, la innovación debe estar intrínsecamente ligada a los objetivos estratégicos de la empresa. No se trata solo de tener ideas brillantes, sino de canalizarlas hacia la creación de valor real, ya sea mediante nuevos productos que satisfagan las necesidades del mercado, servicios que superen las expectativas de los clientes, procesos que optimicen la eficiencia operativa o modelos de negocio que revolucionen la forma de operar de la empresa.
Uno de los mayores desafíos que veo es la implementación de iniciativas de innovación desestructuradas. Los proyectos que surgen sin un propósito claro, sin métricas de éxito bien definidas y sin la participación de las diferentes áreas de la empresa, están condenados al fracaso. Es como intentar construir un edificio sin un plano arquitectónico: el resultado será, como mínimo, desorganizado e ineficiente.
La innovación debe ser una herramienta para alcanzar la visión y los objetivos a largo plazo de la empresa. A continuación, es fundamental mapear el ecosistema de innovación, identificando las tendencias del mercado, las tecnologías emergentes y las necesidades de nuestros clientes. Analizar la competencia y buscar oportunidades de diferenciación son pasos cruciales en este proceso.
Pero la innovación no es una tarea solitaria. Requiere la participación de todos en la empresa, desde la alta dirección hasta los equipos de primera línea. Es necesario crear un entorno que promueva la experimentación, la colaboración y el aprendizaje continuo, donde las ideas se valoren y los errores se consideren oportunidades de aprendizaje.
La innovación se ha convertido en un diferenciador competitivo que nos permite atraer y retener talento, fortalecer nuestra marca y construir un futuro más prometedor. La innovación no es un destino, sino un camino continuo
Marcelo Cosentino, vicepresidente de Negocios por Segmentos de TOTVS