La IA ya no es solo una promesa, es una herramienta transformadora, y en Argentina estamos siendo testigos de su impacto en diversos sectores empresariales y de salud. En la compañía sostenemos que la IA debe humanizarse, diseñada y aplicada para potenciar a las personas, no para sustituirlas.
Tomemos el ejemplo de los gemelos digitales. Esta tecnología consiste en una réplica virtual de un sistema o proceso real, actualizada en tiempo real, que permite simular, prever fallas y optimizar operaciones. En nuestro país, empresas del sector energético y petroquímico ya utilizan esta tecnología para mejorar la seguridad y la eficiencia. Así, la IA se convierte en un espejo inteligente que anticipa escenarios y permite intervenir con previsión.
Este enfoque traza una línea clara, la IA debe estar al servicio del bienestar social y el desarrollo sostenible. Por eso mantenemos una visión centrada en las personas, donde diseñar experiencia de usuario (UX) accesible, garantizar privacidad por diseño y prevenir sesgos algorítmicos no son extras, sino ejes de toda implementación. Desde la selección de datos hasta la interfaz con la que interactúa el usuario, trabajamos para que cada herramienta hable el idioma del contexto local y respete las normas y valores locales.
La narrativa que proponemos es simple, pero profunda, la IA no es una tecnología que reemplaza, sino una herramienta que amplía la capacidad humana. En cada sector estamos llevando esta visión a la práctica. Este enfoque no solo genera eficiencia; genera confianza, implica cultura ética y promueve un desarrollo sostenible en Argentina.
A medida que atravesamos esta cuarta revolución industrial, nuestro compromiso es claro: innovar con rostro humano. La IA, bien aplicada, no enfría las relaciones humanas, las enriquece y de eso se trata nuestra visión de futuro.
Por Juan José Sobrino, Director Comercial de SEIDOR