En los últimos 24 meses han tenido lugar los ciberataques más costosos de la historia, cifras récord en tarjetas de crédito robadas, delitos de alta tecnología capaces de paralizar empresas y afectar países, y ciberdelincuentes novatos que con escasos recursos y conocimientos estafan y extorsionan a personas.
Según las investigaciones de eXtreme Cybersecurity Lab se preveé que en el 2022 las amenazas serán re-evolutivas, es decir que los delincuentes mejorarán las técnicas existentes para llevarlas a otro nivel de sofisticación y efectividad en los ataques.
Las bandas que operan a nivel transnacional continuarán expandiéndose para llevar a cabo operaciones criminales cartelizadas y franquiciadas. Pondrán el foco en el rescate como principal medio de monetización rápida y efectiva y se centrarán en la adopción de nuevas tecnologías y la utilización intensiva de IA para perfeccionar sus técnicas de ingeniería social.
Las nuevas modalidades delictivas de cara al futuro inmediato no solo afectarán la forma en que los líderes empresariales y gobiernos deben pensar sobre el riesgo, sino que también será aprovechado por los ciberdelincuentes para incrementar la sensación de miedo y urgencia durante un incidente.
Los ataques a infraestructuras de misión crítica seguirán en ascenso en 2022, el tiempo de inactividad seguirá siendo el aspecto más peligroso de un ataque de ransomware. Sectores como energía, telecomunicaciones, petróleo, entidades de salud y otras, tendrán además la exfiltración de datos podría tener un impacto devastador en la vida de las personas.
Si bien las tasas de infección por ransomware están disminuyendo, cada vez son más las empresas que pagan el rescate. Más de la mitad de las organizaciones afectadas por un ransomware pagan para desbloquear sus datos, lo que alimenta aún más las actividades delictivas.