El Centro de Estudios de Telecomunicaciones de América Latina (cet.la) lanza el informe ‘Ciudades Inteligentes: Evaluación social de proyectos de Smart Cities’ realizado por el Profesor Francisco Lupiáñez de la Consultora Open Evidence, ligada a la Universitat Oberta de Catalunya (España).
Una Smart City es aquella ciudad que busca abordar los asuntos públicos a través de soluciones basadas en las TIC. En este sentido, existen distintos indicadores para medir la situación de las municipalidades en las dimensiones características de las Ciudades Inteligentes: Smart Economy, Smart Governance, Smart Mobility, Smart Environment, Smart People, y Smart Living.
Lupiáñez remarcó que; “además de medir el desarrollo de las ciudades inteligentes a través de rankings, es necesario comenzar a evaluar su impacto”, ya que “para poder invertir adecuadamente es importante que las decisiones puedan tomarse teniendo en cuenta la mejor evidencia disponible”. El profesor añadió que el estudio “se centra en las intervenciones, más que en determinar si una ciudad en su conjunto es o no inteligente”.
Lo que se propone es una metodología que permite cuantificar el retorno social esperado de un proyecto asociado a Smart Cities, de forma tal que pueda ser comparado con usos alternativos de los recursos. Se trata de una herramienta indispensable para alcaldías, municipios y otras entidades de la región que estén en proceso de emprender iniciativas basadas en el uso de las TIC.
Pablo Bello, director ejecutivo del cet.la, destacó que “el informe busca cubrir la laguna existente en cuanto al análisis y evaluación de proyectos llevados a cabo en nuestras ciudades, o que están en etapa de desarrollo, para el uso de las TIC como herramientas para mejorar los servicios públicos y la calidad de vida de los ciudadanos. Nuestro objetivo es que sirva de apoyo al proceso de toma de decisiones dentro tanto de organismos públicos, como de entidades privadas que sacan adelante este tipo de iniciativas”.
La evaluación va más allá de la medición con indicadores, analizando los efectos producidos directamente por los programas, y los impactos esperados. Además, investiga el mecanismo causal, comparando costes y esfuerzos invertidos con los resultados para examinar la rentabilidad.
El modelo de este estudio puede adaptarse a intervenciones distintas en el contexto de las ciudades inteligentes. “Lo esencial es hacer una buena definición de los estados, los efectos y los costos”, establece el informe.