La economía Latinoamericana deberá contraerse -0,8% en 2016, con lo que sumará dos años consecutivos de evolución negativa del Producto Interno Bruto (PIB). Sin excepción todos los países de la región -aunque con mayores consecuencias en América del Sur- padecen las consecuencias de la caída de los precios internacionales de las materias primas y los commodities, a la vez que se han contraído las exportaciones y los flujos de inversión extranjera directa hacia la región.
El boom de los precios de las materias primas que llevó a la mayoría de los países a olvidar o desestimar otras reformas importantes, como la creación de cadenas de valor agregado, la búsqueda de una mayor cohesión social, la mejora del gasto en investigación y desarrollo, debería ahora servir para que se pongan en marcha y, sobre todo, se avance en la búsqueda de alternativas de desarrollo.
Ministros latinoamericanos y representantes de organizaciones internacionales, ya están pensando en la necesidad de migrar hacia un nuevo modelo de desarrollo para de a poco repuntar –con diferente ritmo en cada país, según su realidad-, la economía general de la región y volver a ser competitivo con las economías mundiales.