México está sumido en una profunda incertidumbre por el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos tras una campaña marcada por la polarización, lo que incrementa la posibilidad de grandes enfrentamientos entre los países vecinos sobre temas de comercio, inmigración y seguridad.
El peso mexicano sufrió su mayor caída en 22 años ante los temores de que Trump cumpla su promesa de campaña de reescribir o abandonar un tratado de libre comercio que, asegura, favorece a México en desmedro de Estados Unidos. Los inversionistas, en tanto, están preocupados de que una disputa comercial pueda llevar a la economía mexicana a una recesión.
El presidente electo de Estados Unidos amenazó durante la campaña con deportar a millones de inmigrantes mexicanos indocumentados, a muchos de los cuales describió como violadores y narcotraficantes, y construir un gran muro fronterizo que sería pagado por México.
Mientras miraban en hogares y bares de todo el país cómo el magnate inmobiliario de Nueva York extendía su ventaja sobre la demócrata Hillary Clinton en un estado tras otro, muchos mexicanos se mostraban incrédulos y temerosos.
En Twitter, algunos mexicanos instaron a su Gobierno a buscar el diálogo con Trump, mientras que otros dijeron que temían una ruptura de los vínculos con Estados Unidos.
Trump ha propuesto bloquear miles de millones de dólares en remesas enviadas a casa por mexicanos que trabajan en Estados Unidos para hacer que México pague por el muro fronterizo, una idea desestimada por el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, que comparó la retórica del mandatario electo con la de Adolf Hitler y Benito Mussolini.
Durante la campaña, Trump atacó implacablemente el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre México, Canadá y Estados Unidos y prometió desecharlo si no puede renegociarlo.