Durante el segundo trimestre de 2025, uno de cada cinco sistemas de control industrial (ICS) en América Latina registró intentos de infección o bloqueos de objetos maliciosos, alcanzando una tasa de 20,4 %, de acuerdo con el más reciente informe del Kaspersky Industrial Control Systems Cyber Emergency Response Team (ICS CERT).
Aunque el índice general mostró una leve reducción respecto al trimestre anterior, el número de ataques continúa siendo 1,8 veces mayor que el de Europa del Norte, la región más segura del mundo.
El estudio revela que la región ocupa el primer lugar global en detección de scripts maliciosos y páginas de phishing, con niveles 1,4 veces por encima del promedio mundial. Asimismo, se ubica segunda a nivel global en documentos maliciosos y programas de minería digital, y presenta el mayor crecimiento del mundo en detección de spyware.
Estos resultados muestran que los ciberdelincuentes están utilizando tácticas cada vez más profesionales para infiltrarse en los sistemas industriales, aprovechando correos electrónicos falsos, archivos infectados y sitios web comprometidos. La presencia masiva de phishing y spyware indica que el objetivo principal de muchos de estos ataques es el robo de información sensible, como credenciales de acceso y datos operativos.
El análisis por país muestra diferencias marcadas en la exposición a ciberataques industriales dentro de América Latina. Bolivia (25%) y Venezuela (25%) lideran el ranking regional, con más de una cuarta parte de sus sistemas industriales afectados, lo que evidencia una superficie de ataque muy amplia en sectores críticos. México (24%) y Perú (23%) también figuran entre los países con mayor actividad maliciosa, impulsada principalmente por correos electrónicos y sitios web comprometidos.
El incremento de los ciberataques industriales en América Latina tiene consecuencias abismales. Hoy en día, las plantas de energía, las fábricas y los sistemas de transporte están cada vez más conectados, y eso los vuelve vulnerables a interrupciones que pueden afectar directamente la vida diaria de las personas. Un solo ataque puede detener la producción, interrumpir el suministro de servicios básicos o incluso poner en riesgo la seguridad de los trabajadores.
Estos resultados también exponen una realidad regional, pues muchas empresas aún no están preparadas para defender sus sistemas industriales. La falta de inversión en seguridad, el bajo nivel de monitoreo y la escasa capacitación del personal crean un terreno fértil para que los ciberdelincuentes aprovechen las brechas.
Fuente: Kaspersky








