Quienes vivimos en Argentina nos asombramos cuando viajamos al exterior, y en un restaurant o en cualquier comercio nos acercan el posnet inalámbrico para que nosotros realicemos el pago de un consumo.
Bajo esta modalidad, totalmente naturalizada en Estados Unidos y en Europa, en ningún momento entregamos a un tercero la tarjeta ni nuestro documento para realizar una compra, y nuestros datos personales están totalmente protegidos.
Contrariamente a la tendencia mundial del pago sin contacto y de que el consumidor sea quien exclusivamente manipula su tarjeta, en nuestro país habitualmente para realizar una compra en forma presencial, entregamos nuestra tarjeta de crédito, de esa forma nuestros datos personales quedan expuestos y corremos riesgos de posibles fraudes.
Está claro que la forma más segura de pagar un consumo en una tienda física es que el consumidor sea exclusivamente quien manipula su tarjeta de crédito o débito. En el caso de los pagos digitales, también es el pagador quien ingresa sus datos en una plataforma online. Pero debemos tener en cuenta que es imprescindible que se cumplan ciertos requisitos y estándares para que cualquier transacción digital sea segura y evitar futuros fraudes.
Tan sólo en los últimos tres años, los delitos informáticos aumentaron aproximadamente un 3000%, según datos del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad y de la Fiscalía Especializada en Delitos Informáticos.
Al igual que el posnet a la mesa, en los pagos digitales también es el consumidor/pagador quien ingresa los datos de la tarjeta. Por lo expuesto, no quedan dudas que ambas formas de pago deben garantizar desde lo tecnológico la seguridad en el pago y la protección de los datos personales.
Por Fabián Barros Requeijo, presidente de Pago TIC