Se podría afirmar que por lo menos, en Argentina, junio es el mes más importante para el ámbito de la ingeniería. El 6 de junio se festeja el Día de la Ingeniería Nacional, fecha que recuerda el inicio de la enseñanza de la ingeniería en la República Argentina en 1865.
A lo largo del tiempo, la ingeniería fue adquiriendo un papel clave en el mundo. La irrupción inesperada de la pandemia, puso a los ingenieros nuevamente en el centro de la escena, cumpliendo un rol fundamental desde el inicio de la emergencia sanitaria. Los profesionales de ingeniería, en todas sus ramas, y las propias universidades del rubro, se pusieron a disposición del Estado logrando en tiempo récord desarrollar distintas propuestas para mitigar el colapso sanitario. Entre las más importantes se destacan:
-La producción de insumos críticos como respiradores, máscaras y vestimenta protectora para el sector de la salud.
-El asesoramiento a empresas y organismos del Estado para reinventar sus procesos y procedimientos.
-El aporte en la reformulación y reinvención de las empresas y negocios, innovando y transformando sus procesos productivos y administrativos; etapas de compras y abastecimiento; y líneas de comercialización y distribución.
-El aporte en la estandarización, automatización y nuevas formas de gestión; y en la incorporación de medidas de bioseguridad en operaciones, productos y servicios para proteger a trabajadores y clientes.
El poder de la ingeniería en la era postpandemia
En la actualidad -como quizás ninguna otra área y/o disciplina-, los ingenieros de las distintas especializaciones están llamados a proporcionar soluciones innovadoras para enfrentar las problemáticas, nuevas demandas y aprovechar las oportunidades que está dejando la pandemia COVID-19 sobre el planeta. Una vez más, la ingeniería vuelve a ser protagonista en la historia de la humanidad, el poder de la ingeniería en la innovación es la llave del presente y del futuro ¿Por qué?
-Porque los ingenieros pueden contribuir en el proceso de incorporación de tecnología y herramientas virtuales, para fortalecer las operaciones de las empresas y organismos.
-Porque si es necesario, los ingenieros tienen la capacidad de ayudar en la planificación y diseño de áreas de trabajo que respeten las medidas de distanciamiento y los lineamientos dispuestos por el Sistema de Seguridad y Salud en el Trabajo.
-Porque los ingenieros cuentan con los conocimientos en normatividad que les permiten liderar y orientar a las empresas en la obtención de certificaciones de calidad.
-Porque los ingenieros pueden liderar la adaptación de los procesos productivos, logísticos, administrativos y comerciales para el cumplimiento de las nuevas medidas y demandas propias de la nueva normalidad.
-Porque los ingenieros son capaces de incorporar medidas de gestión efectivas para el control, seguimiento y buen funcionamiento de las operaciones en una organización.
¿Por qué la Ingeniería de Software es clave en el mundo que se viene?. La Ingeniería de Software es una de las ramas de las ciencias de la computación que estudia la creación de software confiable y de calidad, basándose en métodos y técnicas de ingeniería, y brindando soporte operacional y de mantenimiento.
Alejandro Bianchi, Presidente de Liveware, sostiene: “Vivimos en una era de transformación facilitada por el software. El software y todos los procesos de ingeniería de software, prácticas, tecnologías y los dominios científicos que lo respaldan, hacen posible nuestros sistemas de salud, defensa, comercio, comunicación, educación, entretenimiento y energía, entre otras industrias. También es un componente habilitador clave en casi todas las áreas de investigación, como infraestructura inteligente (nanotecnología), biotecnología y transporte autónomo, entre otras áreas”.
“Nuestra dependencia del software nos hace vulnerables a sus debilidades, que son un reflejo directo de las debilidades en el estado del arte y la práctica de la ingeniería de software, y pueden afectar a millones de personas sin previo aviso. Recientemente, problemas de software provocaron el mayor cierre de un oleoducto en la historia de EE. UU. y permitieron ataques que paralizaron cientos de empresas en los cinco continentes. Los problemas de calidad del software también han provocado la pérdida de vidas en accidentes aéreos y automovilísticos, y costosas fallas en diferentes industrias de manufactura”.
“Sin una visión clara y amplia para invertir en mejorar la ingeniería de software, la situación se complicará dado que dependamos cada vez más de sistemas basados en software con una escala y complejidad cada vez mayor. Se hace imperioso identificar las tecnologías críticas y las áreas de investigación que habilitarán los sistemas futuros y diseñar una hoja de ruta para guiar los esfuerzos de investigación como paso fundamental para hacer que el software sea una ventaja competitiva a nivel nacional, dado que el futuro nos está indicando que la calidad y estabilidad del software será un componente vital de la sociedad del futuro”, agrega el presidente
Alejandro Bianchi, propone cuatro importantes preguntas como disparadores de esfuerzos para producir una hoja de ruta para la ingeniería de Software:
- ¿Cómo se deberían desarrollar, asegurar, implementar, desplegar y evolucionar los sistemas en el futuro?
- ¿Cuáles de los desafíos y problemas relevantes son prioritarios y deben ser resueltos?
- ¿Qué investigación en ingeniería de software se necesita para generar soluciones para estos desafíos?
- ¿Cómo podemos incentivar asociaciones y colaboraciones estratégicas entre el gobierno, la academia y la industria?
Preocupa la baja tasa de ingenieros graduados
En Argentina hay unos 100.000 ingenieros sobre una población de más de 40.000.000 de habitantes. Los números son claros, en la actualidad más de 26.000 estudiantes cuentan con el 80% de la carrera aprobada, sin embargo, la mayoría no logra continuar y mucho menos, culminar con sus estudios.
Los especialistas aseguran que las causas de la escasez de ingenieros pueden varias entre: crisis vocacional relacionada con una visión cultural de la profesión; dificultades académicas para resolver cuestiones vinculadas a la matemática, la física y la química; y falta de incentivos por parte del Estado, como así también, insuficiente inversión en programas del sector privado.