Cuando las automotrices comenzaron a llegar a la ciudad fronteriza con Estados Unidos hace más de dos décadas, el gran atractivo era la mano de obra económica. Actualmente, con el auge de la producción automotriz a toda máquina, esas ventajas se están desvaneciendo.
Toyota Motor Corp., BMW AG, Ford Motor Co. y varias automotrices más se han comprometido a invertir un total de US$15.800 millones para construir plantas de ensamblaje o expandir fábricas existentes. Esto se suma a las más de una decena de plantas que ya se encuentran en operación y los miles de millones más que los proveedores de autopartes están invirtiendo para mantener el ritmo.
La competencia por empleados, tanto para encontrarlos como para retenerlos, está elevando los costos laborales. Los programas de retención y recapacitación se están convirtiendo en la norma, así como las bonificaciones para quienes aceptan quedarse en sus puestos, especialmente aquellos con habilidades consideradas valiosas. Algunas fábricas atraen empleados con beneficios tales como botas vaqueras nuevas. Los puestos vacantes se vuelven más comunes.
La presión aún no es tan severa como para socavar las bases lógicas de la mudanza de la producción a México. Sin embargo, es un inesperado impacto en los costos, dado que al ser los salarios uno de los pocos factores que los fabricantes pueden controlar, eso amenaza tanto la rentabilidad como la calidad de producción.
En algunas plantas, los sueldos han subido en porcentajes de dos dígitos en los últimos años. En las fábricas de Juárez enfocadas en la exportación, conocidas como maquiladoras, la rotación de empleados alcanzó un promedio de 10% en junio, según Amac-Index Juárez, una asociación de empresas del sector, un nivel que no se veía desde que la primer ola de empresas extranjeras se mudó a México luego de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
En los últimos meses, trabajadores de varias de las plantas más grandes de la ciudad, incluidos aquellos que fabrican partes para las automotrices, han organizado manifestaciones para pedir sueldos más altos y mejores condiciones de trabajo.
El salario promedio oscila entre menos de US$1 la hora en algunas fábricas de autopartes a casi US$3 la hora en las grandes ensambladoras. Esto está muy por encima del salario mínimo de México de 73 pesos, o US$4 al día. No obstante, sigue siendo muy bajo como para atraer la cantidad y calidad de empleados necesarios para llenar el creciente número de vacantes, dicen reclutadores y consultores del sector manufacturero.