La IA generativa es la cuarta gran disrupción educativa de las últimas dos décadas

La GenAI se instaló rápidamente entre estudiantes como herramienta de consulta, apoyo y creación de contenidos. Pero junto con sus posibilidades, también trajo riesgos difíciles de notar a simple vista: a veces inventa información.

La inteligencia artificial generativa se instaló rápidamente entre estudiantes como herramienta de consulta, apoyo y creación de contenidos. Pero junto con sus posibilidades, también trajo riesgos difíciles de notar a simple vista: a veces inventa información. Este fenómeno, conocido como alucinaciones, plantea un nuevo desafío educativo: ayudar a los jóvenes a detectar cuándo una respuesta es falsa, incompleta o sesgada.

“En Argentina, la mayoría de los jóvenes carece de las competencias digitales básicas para interactuar de manera efectiva con la IA”, explica el profesor Alejandro Artopoulos, investigador de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés y coautor de un estudio sobre la urgencia de fortalecer la alfabetización crítica en IA para que las nuevas generaciones comprendan cómo funciona, por qué puede fallar y cómo evitar depender ciegamente de ella.

En efecto, uno de los riesgos que destacan los expertos es que la dependencia excesiva de la IA para producir textos puede afectar habilidades esenciales para la vida académica y profesional. El estudiante podría perder la capacidad de buscar información a partir de diferentes fuentes, analizarla, relacionarla y generar, a partir de lo anterior, argumentaciones sólidas, advierten.

Esto incluye competencias como la lectura comprensiva, la escritura creativa y el pensamiento crítico. En su trabajo, Alejandro Artopoulos (UdeSA) y Alejandra Lliteras (Universidad Nacional de La Plata) proponen una serie de estrategias didácticas para enfrentar este problema. Entre ellas, el uso de actividades con IA generativa en forma guiada y lúdica para ayudar a los estudiantes a identificar cuándo una respuesta contiene errores, omisiones o sesgos.

Los investigadores ubican a la IA generativa como la cuarta gran disrupción educativa de las últimas dos décadas, luego de la Web 2.0 (2006–2012), los teléfonos inteligentes y plataformas en la nube (2013–2019), y la educación remota durante la pandemia (2020–2022).

La inteligencia artificial es comparable a la energía nuclear. Esta tecnología poderosa es capaz de transformar conflictos, curar enfermedades y actuar como una fuente de energía económica. Sin embargo, si no la utilizamos adecuadamente, podríamos enfrentar escenarios más graves que los que teníamos originalmente”, concluye el investigador de UdeSA.

Fuente: UdeSA

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