Es fundamental entender cómo la programación y el rol del programador han evolucionado, particularmente en estos últimos años en los que la tecnología ha pasado de ser una herramienta de apoyo a convertirse en el centro de muchas actividades productivas y comerciales.
En el último tiempo hemos sido testigos de cómo la profesión de programador ha cambiado y se ha especializado, al tiempo que ha enfrentado importantes desafíos, como la escasez de talento calificado y la transformación hacia un entorno de trabajo predominantemente remoto.
Uno de los cambios más evidentes ha sido la diversidad en la formación necesaria para ser programador. Mientras que en el pasado era común que los programadores vinieran de carreras universitarias relacionadas con la ingeniería en sistemas o ciencias de la computación, hoy vemos una mayor variedad de rutas educativas.
Los bootcamps, los cursos cortos y las certificaciones en lenguajes de programación específicos han ganado popularidad permitiendo que más personas ingresen al mercado laboral con una preparación técnica acelerada pero enfocada. Por ejemplo, programas de formación interna como bootcamps dirigidos específicamente a mujeres ayudan a fomentar una mayor inclusión en el sector.
A pesar de la creciente oferta de formación, aún existe una notable escasez de talento en el mercado tecnológico. Según el informe de CESSI del primer trimestre de 2024, el sector de la tecnología emplea a más de 140.000 personas en Argentina, de las cuales entre un 40% y un 50% son programadores. Sin embargo, la demanda sigue superando la oferta, lo que dificulta que las empresas encuentren el talento adecuado para cubrir sus vacantes.
Este desequilibrio entre oferta y demanda se ha intensificado en los últimos años. Desde 2015 hasta 2023, el empleo en el sector de desarrollo de software creció un 58%, mientras que el empleo en el sector privado general de Argentina apenas aumentó un 3,1% en el mismo período. Esta diferencia refleja no solo el impacto de la tecnología en el mercado laboral, sino también el ritmo vertiginoso de la evolución digital en comparación con otros sectores.
La programación seguirá siendo la piedra angular de la innovación tecnológica. El desafío es doble: primero, atraer y formar a más personas en este campo; y segundo, continuar desarrollando soluciones que respondan a las necesidades siempre cambiantes del mundo empresarial. Lo importante será estar comprometidos con la creación de un ecosistema tecnológico robusto, donde el talento humano y las nuevas tecnologías trabajen juntos para construir un futuro más digital, inclusivo y sostenible.
Por Federico Pineda, CEO de ITR