Mendoza y los desafíos del sector turístico

La industria del turismo es, sin duda, una de las fuentes económicas más importantes de la provincia argentina de Mendoza, que se desarrolló exponencialmente en los últimos años y que intenta aprovechar al máximo los recursos naturales, culturales y económicos que posee la provincia. Como sucede con cualquier actividad económica, el turismo vive momentos de transición e incertidumbre en los cuales se intenta enderezar el rumbo y confrontar las dificultades, con mayor o menor éxito que se develará en el corto y mediano plazo.

Los resultados del fin de semana «extralargo» de junio, en el cual se registró una ocupación hotelera promedio del 70%, con picos de 80% en la Alta Montaña y el Valle de Uco, y un 60% en el Sur, muestran que es una de las provincias más elegidas por los turistas argentinos y del exterior.

Mendoza cuenta con un poderoso desarrollo turístico en áreas clave: los centros de esquí, la vitivinicultura, turismo de congresos y de aventura. También cuenta con cierto grado de oferta turística rural, cultural y gastronómico. En el Ente Autárquico de Turismo, una novedosa herramienta gubernamental encabezada por Gabriela Testa, son conscientes de este potencial y, con los recursos disponibles (que no son muchos) se encaró una intensa campaña publicitaria para todo el año en las principales ciudades del país, Brasil y Chile para mostrar las bondades de la provincia y atraer más visitantes. Además se realizan intercambios con otros países europeos y asiáticos (como China) y se retomó el vínculo perdido con Estados Unidos.

De todas formas, el origen del turismo receptivo de Mendoza sigue estando muy concentrado: el 70% de los visitantes vienen de la Argentina (Buenos Aires, CABA, Córdoba y Santa Fe, principalmente, junto con provincias limítrofes), el 15% proviene de Chile, un 7% llega desde Brasil y solo un 6% desde el resto del mundo. Si bien recibir muchos turistas argentinos y chilenos es altamente favorable, depender casi exclusivamente de este tipo de visitantes hace vulnerable al sector turístico local frente a contingencias como crisis económicas del país y el corte fortuito de comunicación con el vecino país y la variabilidad del tipo de cambio con nuestros vecinos trasandinos, que no solo vienen a pasear sino también a comprar otros bienes.

Alentar la llegada de más turistas extranjeros no chilenos y sostener la demanda de los nacionales y trasandinos es una pata fundamental para vitalizar a la industria del turismo de la provincia y posicionar a Mendoza como polo de oferta turística a nivel internacional.

Por otra parte, la inversión constante es fundamental. Los alojamientos como hoteles, hostels y apart-hotel, las agencias de turismo y el sector gastronómico necesitan reinvertir sus utilidades para sostenerse en el mercado, que se dinamiza permanentemente, ya que ellos suman a la competitividad de la provincia como plaza turística. No solo la inversión debe ser privada: es imperioso que el Gobierno nacional y provincial destine recursos a la red de rutas, y no solo para el turismo, para modernizar los ejes viales troncales y mejorar los caminos secundarios. Si ello viene acompañado de una reactivación ferroviaria, mucho mejor.

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