Las prioridades de los empleados con relación a sus empleos cambiaron: no todo pasa por una mejor remuneración, hay otros aspectos que se empezaron a tener en cuenta y muchas personas se dieron lugar para reevaluar su presente y futuro laboral.
En 2021, 47.4 millones de estadounidenses dejaron sus puestos de trabajo a modo de protesta contra las oficinas tradicionales. Un ejemplo es el caso de Apple, que comenzó a pedirle a sus trabajadores presencialidad por al menos un día a la semana, e ir aumentando gradualmente hasta el regreso definitivo a las oficinas, pero lo cierto es que el 65% se mostró insatisfecho con esta decisión de la empresa, y decidieron buscar empleo en empresas tecnológicas que ofrezcan mayor flexibilidad.
Google anunció recientemente sus planes de invertir $7 billones de dólares en nuevos espacios de oficina, algo que consideran necesario para proteger el capital social de la empresa, y construir relaciones y confianza entre los empleados. Sin embargo, en una encuesta a más de mil empleados de Google se advierte que dos tercios de ellos están descontentos con ser forzados a volver a las oficinas tres veces a la semana, y muchos han amenazado con renunciar, o lo han hecho.
Otras empresas como Twitter, Deloitte y Nationwide, están ofreciendo más flexibilidad a sus empleados, con opciones de trabajo remoto. En una encuesta realizada por PWC el año pasado, el 83% de las empresas afirmaron que la transición al trabajo remoto había sido exitosa. A su vez, un estudio encargado por Harvard Business School, mostró que las personas que trabajan en la oficina únicamente uno o dos días por semana son las más productivas. En Argentina sucede algo similar, de acuerdo con una encuesta publicada por Adecco Argentina, el 14% de los consultados no quiere volver por ningún motivo al trabajo presencial, y el 47% sólo está dispuesto a hacerlo con un modelo híbrido.
Simultáneamente, Amazon está incorporando tres oficinas de un total de 40,784 metros cuadrados y 2500 empleados del rubro tecnológico en su expansión en el sur de California, lo cual hará que esta empresa tenga más de 139,354 metros cuadrados de oficina en esta área.
“Nosotros hemos notado que las consultas por parte de distintas empresas, por este tipo de espacios, se triplicaron en el último año”, comenta Karina Bruschetti, gerenta de Think Inn Offices. “En este contexto cargado de incertidumbre, donde no se sabe qué pasará en el corto y largo plazo en el mundo laboral, con excepción de las grandes empresas como Amazon que tienen un gran capital para invertir y tomar el riesgo, otras corporaciones, instituciones y negocios deciden optar por alquilar espacios flexibles, lo que les significa menos riesgo y capital de inversión”.
Diferentes modalidades de espacios de trabajo flexibles
Cada vez son más las compañías que deciden experimentar con los espacios de trabajo que ofrezcan flexibilidad y menor compromiso. “En septiembre del 2021 empezaron a buscar una renta más fija de máximo 1 año, un periodo que les permite analizar el mercado, y evitar invertir en sus propias oficinas. Comenzamos ofreciendo la posibilidad de rentar desde 1 día a 1 año, pero como estamos con lista de espera, ahora pedimos un mínimo de 6 meses, y estamos por abrir nuevas sedes en otras ciudades, como Savannah, en Georgia.”, explica la Gerenta de Think Inn Offices.
En estos espacios de trabajo flexible hay oficinas privadas, pero con contratos significativamente más cortos que una oficina tradicional, además de espacios de coworking, salas de reunión por hora, y hasta recintos para realizar eventos, clases, o workshops. Todos estos espacios son parte de una tendencia en alza, donde la demanda es cada vez mayor. Ante una incertidumbre que perdura, la opción de espacios flexibles se impone en Estados Unidos. La modalidad del alquiler de oficinas por hora, días, semanas o meses, ya era habitual en Argentina antes de la pandemia, producto de los costosos alquileres propio de la permanente inestabilidad económica.
“En Estados Unidos también se advierte que muchas empresas contratan un mix de estos productos, por ejemplo, oficinas privadas para sus ejecutivos, y espacios de coworking para sus empleados, para ciertos días que deciden ir a la oficina. En Kissimmee–cerca de Orlando y los parques de Disney–, por ejemplo, se pueden conseguir oficinas para 1 o 2 personas desde $600 por mes en un espacio de trabajo flexible, como Think Inn, mientras que una oficina tradicional puede salir 3 o 4 veces más”, afirma Karina Bruschetti.
“También se ofrece el servicio de oficinas virtuales, en el cual se le facilita una dirección corporativa al cliente, con posibilidad de agregar el servicio adicional de recibo de correspondencia y paquetes. Es una solución particularmente conveniente para quienes quieren continuar trabajando de manera remota, pero necesitan una dirección para su empresa, diferente a la de sus hogares. Además, incluyen en el precio los servicios típicos de una oficina, como fotocopiadoras, wifi y café”, continúa Bruschetti.
Un negocio rentable para inversores argentinos en Estados Unidos
“Estos modelos de espacios de trabajo flexible, además de ser una solución para la amplitud de modalidades laborales que surgieron postpandemia, también se presenta como oportunidad de inversión tanto para americanos como extranjeros. Ya sea con un modelo para grandes inversores–el inversor pone capital para el desarrollo del proyecto inmobiliario–, o pequeños inversores–con un modelo de condo-office, donde se adquiere una unidad–, es una opción rentable para invertir en Estados Unidos”, señala José María Softa, titular de Konnectia.
Ya sea trabajando de manera remota con la asistencia de una oficina virtual, con un modelo híbrido que se apoya en el coworking, o de manera fija en una oficina, pero sin necesidad de comprometerse a largo plazo, los espacios de trabajo flexibles se imponen con fuerza luego de la pandemia. “Algo que tenemos en claro, a pesar de un futuro incierto y un presente cambiante, es que las oficinas tradicionales han sido desplazadas y, quizás, sepultadas para siempre”, finaliza José María.