La hiperinflación que sacude hoy a Venezuela y la enorme dificultad de contar con dinero en efectivo se ha traducido en el sorprendente e inesperado auge de ciertas aplicaciones móviles. Con ellas, el cliente realiza cualquier pago, desde plátanos a gasolina, sin necesidad de llevar encima el efectivo que necesitaría para pagar por ello.
Aplicaciones como Vippo y Tpago son actualmente las mejores aliadas tanto de vendedores como de clientes, ambos víctimas de la crisis de efectivo que hace imposible pagar con papel. Un café en Caracas cuesta 45.000 bolívares (unos USD 1,80).
El auge de las Fintech, que en países como China gana seguidores porque les ahorra tiempo y abarata los pagos, en Venezuela crece a medida que la población no tiene otra alternativa para pagar los pequeños gastos.
De esta forma, el país petrolero, que será uno de los primeros en atravesar una hiperinflación en la era digital, ve surgir a los posibles ganadores de una caótica coyuntura: pequeñas empresas de tecnología que lanzan aplicaciones de pago electrónico.
Los bancos también se han sumado al pago electrónico creando diferentes aplicaciones para unos consumidores a los que solo se les permite sacar 10.000 bolívares al día (USD 0.40). Con este nuevo sistema el ciudadano trata de ahorrarse las enormes colas que cada día se forman en los cajeros.
La llamada billetera digital creada por el Presidente Nicolás Maduro con la que se prevé pagar las ayudas sociales a través de un pago en línea es otro indicativo del incierto futuro del dinero venezolano. Queda por resolver, no obstante, como se desenvolverían los muchos ciudadanos que no tienen ni cuenta bancaria, ni móvil.