La firma electrónica avanzada en el rubro inmobiliario ha experimentado un aumento significativo en su adopción tras la pandemia debido a la necesidad de reducir la interacción física. Desde que la firma electrónica fue introducida en Chile, se ha ido posicionando como una solución al momento de hacer trámites online.
En Chile, es utilizada en trámites como la firma de contratos de arriendo, firma de contratos de administración, promesa de compraventa y salvoconductos para mudanzas. La firma electrónica avanzada y reconocida legalmente ofrece un alto nivel de seguridad y autenticidad en las transacciones inmobiliarias.
Al utilizar tecnologías criptográficas, garantiza que el documento no se pueda alterar y que la firma sea única y vinculante al firmante. La ley 20217 de 2007 modificó el código de procedimiento civil e incorporó entre otros cambios el número 6 del artículo 342 de dicho Código dispone que serán considerados como instrumentos públicos en juicio, siempre que en su otorgamiento se hayan cumplido las disposiciones legales que dan este carácter.
Por lo tanto, la Firma Electrónica Avanzada tiene igual validez y se le reconocen los mismos efectos jurídicos que a una firma manuscrita ante notario y es admitida como prueba en juicio. Esto es compatible con la función de dar fe, actividad que ejecutan los notarios cuando hacen la identificación de la persona para cerciorase que la persona que firma un documento es quien dice ser.
Al ser una firma reconocida por una empresa certificadora, le da rango legal. De esta forma, la Firma Electrónica Avanzada permite crear un concepto nuevo de ‘documentos fiables’, generándose el no repudio de la documentación y el no repudio de la identidad.
Por otra parte, la firma electrónica elimina la necesidad de imprimir, escanear y enviar documentos físicos, lo que agiliza significativamente el proceso de cierre de una transacción. Además, reduce los costos asociados con el transporte y el almacenamiento de documentos en papel.
Fuente: IDOK