Las compras a través del comercio electrónico cada vez son más frecuentes, principalmente porque se ha convertido en una forma muy conveniente de adquirir productos para los compradores. En este sentido, el e-commerce en México se posiciona como un mercado relevante y en aumento, pues de acuerdo con un estudio realizado por Openpay y AMI, se espera un crecimiento a una TCCA (Tasa Compuesta de Crecimiento Anual) del 27% entre 2020 y 2024.
De igual forma, en 2023 el costo promedio global por ataques cibernéticos alcanzó un máximo histórico de 4.45 millones de dólares, de acuerdo con el informe de IBM sobre el “Costo de la filtración de datos en 2023”, lo cual representa un aumento del 2.3% en comparación al 2022.
Por ello, es necesario desarrollar herramientas tecnológicas que vayan a la par de la sofisticación que han mostrado los más recientes ataques cibernéticos. Con base en estos datos y con un sector que ha cobrado gran relevancia es importante tomar medidas de seguridad para proteger tanto a los consumidores como a los mismos comercios de los ciberfraudes.
Las organizaciones deben implementar políticas sólidas iniciando con sus colaboradores, desde educar con claridad sobre cómo generar una contraseña no vulnerable, informar sobre el uso de redes privadas y seguras y tomar en cuenta el uso de dispositivos personales. Si no se define una política de cumplimiento estricta desde el interior, existen mayores posibilidades de que la organización presente fugas de seguridad.
En ciberseguridad, las personas representan el eslabón más débil en el manejo de información sensible, por ello es vital que además de que las organizaciones definan políticas y compartan información alrededor de la seguridad cibernética, también cuenten con un comité especializado que realice sesiones prácticas con el personal de la compañía.
Los desarrolladores de software lanzan parches de seguridad en sus programas al detectar brechas en sus sistemas. Es necesario estar alertas a las actualizaciones y parches para eludir a los atacantes, los cuales podrían dañar no solo los sistemas, sino que también es posible que roben datos e información confidencial.
En términos generales, las organizaciones deben implementar una combinación de medidas preventivas proactivas y reactivas para la protección y manejo de datos, además de mantener una constante vigilancia a través de evaluaciones y auditorías internas con el objetivo de mantenerse un paso adelante de los ciberdelincuentes, ya que la protección de información de propios y terceros debe ser una de las prioridades máximas de cualquier organismo para asegurar una operación exitosa.
Fuente: Openpay