El Caribe y Latinoamérica registraron un incremento del 7% en ingresos por turismo internacional en 2015, mientras destinos de todo el mundo habían crecido un 3,6% en ese periodo. Estos datos ofrecidos por la Organización Mundial de Turismo (OMT) coinciden con la distensión entre Cuba y Estados Unidos, sus conversaciones en La Habana, la histórica izada de bandera en su Embajada. Y, sí, las fuentes consultadas en Cuba y en el Estado español confirman cómo la reapertura de relaciones entre EE.UU. y la isla que revolucionó Castro ha disparado la oferta y la demanda turísticas.
El sector privado cubano se está convirtiendo en una fuerza motriz para la industria turística de la isla, mientras Francia ha arrebatado a Aena la gestión del aeropuerto de La Habana.
Cuba, y el Caribe en general, han sido en las últimas décadas destinos golosos para los europeos, y destacadamente para los vascos. El clima, las playas, la gastronomía y la idea de divertimento instalada en el imaginario colectivo se han sumado, en ocasiones, a cierta simpatía hacia un pueblo bloqueado por el país más poderoso del mundo. Ha habido una mirada romántica hacia los cubanos que, en algunos casos, no coincidía con la realidad. Maite, una experta en Turismo bilbaina, aunque le encanta Cuba habla de una realidad más prosaica, de una población que en los últimos años era menos alegre que pobre, y que el tópico de que Cuba era barato no se correspondía con las cifras.
En el caso de Halcón, distinguen un antes y un después de la distensión producida ahora hace un año entre ambos países americanos. “La demanda ha sido siempre muy grande en Euskadi”, narran desde su oficina de Portugalete, “pero la diferencia es que desde mediados de 2015 no hay manera de encontrar hoteles en La Habana. Hay overbooking y, si encuentras habitación, los precios se han disparado”, explican.
Por esta razón, Air Europa optó por crear una ruta nueva, vuelos desde Madrid a Varadero, que es más asequible aún que La Habana “y tiene menos problemas de camas”. Hasta el punto de que hay turistas que han cambiado los hábitos tradicionales, y “se alojan en Varadero y sólo pasan un día en La Habana, para conocerla”. Cambio cualitativo que lamentan los vascos consultados que han viajado a la isla caribeña varias veces: “Varadero es como un Benidorm. Eso no es conocer Cuba”, le preocupa a Jon, un bilbaino muy viajero y que se jacta de conocer la vida cubana a pie de calle. Maite coincide en que hay una Cuba menos comercial y “maleada”, como Baracoa o Guardalavaca, realmente interesante de visitar.
Jon, al igual que Maite, atestigua cómo en Cuba durante largos años ha sido habitual que muchas familias alojaran a visitantes en habitaciones de sus viviendas. Eso les permitía sanear sus apretadas economías domésticas. Desde que Raúl Castro y John Kerry estrecharan sus manos el pasado verano, también la oferta de pisos y habitaciones particulares ha aumentado notablemente.