En el mundo corporativo es cada vez más común escuchar discursos sobre huella de carbono, responsabilidad o “ser parte de la solución”. Sin embargo, un informe reciente de Grant Thornton global confirma que, lejos de quedar en la retórica, las organizaciones del mercado medio están demostrando que invertir en impacto puede ser un gran negocio y comienzan a transformar esas palabras en acciones concretas.
En el reporte Escalando la sostenibilidad: cómo preparan las medianas empresas su crecimiento de cara al futuro, el International Business Report (IBR) revela una tendencia que contradice expectativas pesimistas: “casi 9 de cada 10 afirman que mantendrán o incluso aumentarán la inversión en iniciativas de sostenibilidad durante los próximos 12 meses”. En un escenario global atravesado por retrocesos regulatorios y desconfianza política, eso es un dato relevante.
Los marcos regulatorios suelen motivar la adopción de estándares ESG (Ambiente, Social y Gobernanza) como exigencia, pero en el caso del segmento medio este factor resulta secundario. De hecho, el informe señala que “el impulso comercial pesa más que la presión normativa”. En otras palabras, muchas organizaciones no avanzan por obligación, sino porque detectan una oportunidad para crecer, diferenciarse y fortalecer su competitividad.
Este cambio de paradigma también se replica en América Latina, donde cada vez más empresas comienzan a vincular la sostenibilidad con la rentabilidad, la competitividad y la proyección a largo plazo.
“En Argentina, cada vez más líderes empresariales están entendiendo que la sostenibilidad no es una exigencia externa, sino una decisión estratégica que agrega valor. El desafío pasa por integrar los criterios ESG a la gestión diaria, no como un área aparte, sino como parte del modelo de negocio”, afirma Alejandro Chiappe, socio líder de Advisory Services de Grant Thornton Argentina.
Más de la mitad de las compañías (54%) considera que sus estrategias ESG mejorarán la rentabilidad, y un 51,3 % cree que les ayudará a incrementar ingresos. Apenas un 2 % admite no ver conexión entre sostenibilidad y objetivos comerciales.
“La transición energética ya no es una tendencia, sino un imperativo competitivo. Las empresas que invierten hoy en eficiencia y fuentes renovables estarán mejor preparadas para un escenario regulatorio y de costos cada vez más exigente,” afirma Chiappe.
La sostenibilidad ya no es un capítulo adicional del negocio, sino el modelo operativo del futuro. Quienes comiencen hoy a escalarla no solo estarán mejor preparados para lo que viene, y serán parte de quienes lo construyan.
Fuente: Grant Thornton Argentina








