Latinoamérica podría caer en recesión durante 2016
Alfredo Coutiño, director para América Latina , aseguró que "el dólar estadounidense por su parte, se revalúa considerablemente dada la llegada de capitales en busca de un refugio más seguro".
(Buenos Aires, Argentina)
Un reporte de Moody’s Analytics señala que América Latina está pasando por una situación complicada. La región se vería arrastrada hacia una profunda recesión en un ambiente de fuertes presiones e inestabilidad financiera. “La debilidad estructural que padece la región, junto a la ausencia de poder contracíclico harían este escenario mucho más grave que el que se registró en el 2009”, afirmó Alfredo Coutiño, director de la entidad para América Latina.
La Reserva Federal de los Estados Unidos ha presentado sus dos escenarios de supervisión financiera, los cuales son utilizados para probar la resistencia del sistema bancario estadounidense frente a condiciones económicas adversas. El peor de estos dos escenarios es llamado “severamente adverso” y describe las condiciones que generan un nuevo choque económico y financiero global.
Este escenario está caracterizado por una nueva recesión global, acompañado de un periodo de inestabilidad financiera severa. “La economía de los Estados Unidos se contráe 6,2% desde su punto máximo en el cuarto trimestre del 2015 hasta su mínimo en el primer trimestre del 2017. Europa y Japón sufren una severa recesión, mientras los países asiáticos en desarrollo reportan una recesión moderada”, señaló.
América Latina no escapa de los efectos negativos producidos por el escenario de condiciones globales adversas, particularmente de los efectos recesivos de la economía estadounidense. “Con el uso de nuestros modelos econométricos trimestrales, hemos simulado el comportamiento de la región frente a este ambiente global adverso. La región resulta afectada a través de tres canales: comercio, flujos de capital y, exposición financiera”, agregó.
Los resultados indican que la recesión en América Latina se amplifica debido a dos factores. Primero, una debilidad estructural interna que ha sido el resultado del debilitamiento de la capacidad productiva de la región. El producto potencial se ha reducido desde la recesión del 2009 ante la insuficiencia de inversión causada por la ausencia de cambios estructurales profundos en la mayoría de los países.
Respecto de las monedas, “como es tradición en los episodios de crisis del pasado, las monedas locales se desploman en un primer momento dada la ola de pánico causada por la incertidumbre y la falta de información con respecto a la magnitud del choque externo. Las fuertes depreciaciones cambiarias se transmiten a la inflación de manera inmediata, lo cual produce un repunte inflacionario durante los primeros periodos del inicio del choque”, comentó.
La respuesta de política económica para restaurar la confianza, recuperar la estabilidad de los mercados y, combatir el repunte inflacionario, es como en el pasado: disciplina económica. Los efectos depresivos de la restricción fiscal y monetaria, combinados con la reducción en la demanda externa, producen una caída económica amplificada, agravando con ello la recesión.
A medida que las mayores tasas de interés internas logran restablecer cierto atractivo para los inversionistas, las monedas locales comienzan a regresar hacia niveles más consistentes, lo cual le quita presiones a la inflación. Así, bajo este escenario adverso para latinoamérica, el 2016 es un año caraterizado por una severa recesión, depreciación cambiaria y, un repunte inflacionario inmediato que tiende a desinflarse hacia finales del año. La región reporta una contracción cercana a 6%, el doble de la caída en los Estados Unidos de casi 3%.